lunes, 25 de febrero de 2013

EL CORAZÓN

El corazón, maquinaria del organismo

El cuerpo humano contiene billones de células. Todos los tejidos, órganos y sistemas de nuestro organismo están formados por estas unidades funcionales que necesitan un constante aporte de oxígeno y nutrientes para vivir.

El aparato circulatorio, a través de su complejo sistema de arterias, venas, vasos y ramificaciones, se encarga de que este suministro sea constante y la sangre pueda alcanzar cada una de las pequeñas partes que componen nuestro organismo. En este proceso es fundamental la labor del corazón, el principal órgano del sistema circulatorio, que, a través de su bombeo, permite el riego sanguíneo por todo el cuerpo.

Desde que nacemos hasta que morimos, esta pequeña 'bomba' no deja de latir: 65 veces por minuto, 3.900 a la hora, 93.600 al día... En cada uno de sus movimientos mueve, aproximadamente, 120 centímetros cúbicos de sangre. Lo necesario para que podamos seguir sintiendo, mirando, andando... viviendo.

Anatomía - Estructura

El corazón está situado en el centro del pecho, justo entre los pulmones y detrás del esternón. Es del tamaño de un puño, pesa alrededor de 300 gramos y tiene forma de cono. Este músculo está rodeado y protegido por un tejido llamado pericardio.

El corazón está dividido en cuatro cavidades, las dos superiores se denominan aurículas y las dos inferiores ventrículos. Cada aurícula se comunica con el ventrículo inmediatamente inferior; sin embargo, una pared muscular llamada tabique separa entre sí a las aurículas y los ventrículos o, lo que es lo mismo, divide al corazón en dos partes incomunicadas: la derecha y la izquierda. Esta división permite que la sangre nutritiva y rica en oxígeno nunca llegue a mezclarse con la sangre, cargada de dióxido de carbono y otras sustancias de desecho, que va de camino al pulmón para volver a oxigenarse.

Las válvulas

Como si de compuertas se trataran, cuatro válvulas controlan el paso y la salida de la sangre en el corazón, impidiendo que, en ningún caso, ésta pueda fluir en el sentido contrario. La válvula mitral controla el paso entre la aurícula y el ventrículo izquierdo, mientras que la tricúspide se encarga de vigilar la entrada de la sangre desde la aurícula al ventrículo derecho.

La salida izquierda del corazón está controlada por la válvula aórtica, que es la encargada de controlar el flujo de sangre que se impulsa hacia el resto de nuestro organismo.

Por el contrario, el lado derecho del corazón tiene una salida controlada por la válvula pulmonar, la encargada de vigilar el paso entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar.

Funcionamiento

El corazón se dilata y se contrae gracias a un músculo llamado miocardio en el que se generan impulsos eléctricos. La señal eléctrica se origina en el nódulo sinoauricular, que se sitúa en la parte superior de la aurícula derecha.

Cuando esta señal eléctrica se produce, estimula la contracción de las aurículas, provocando que éstas dejen fluir la sangre que han acumulado hacia los ventrículos. Esta fase se denomina diástole. A continuación, la señal pasa por el nódulo auricoloventricular, donde se detiene un instante para, seguidamente, dirigirse al ventrículo y estimular su contracción.

Con este impulso, la sangre sale despedida desde el ventrículo al resto del organismo. Ese impulso se denomina sístole. Este sistema eléctrico se conoce como frecuencia cardiaca o pulso y, aunque generalmente se mantiene a una velocidad determinada, puede variar en función de distintas circunstancias, como el ejercicio físico, el estrés o algunos factores hormonales.

Circulación de la sangre

Procedente de los pulmones, el corazón recibe sangre con oxígeno y nutrientes, a la que se denomina sangre arterial. Esta sale impulsada a través de la arteria aorta para regar y alimentar cada célula del organismo, incluidas las que componen el propio corazón.

Una vez completado ese recorrido, la sangre regresa al lado derecho del corazón llena de dióxido de carbono y otras sustancias de desecho para, desde allí, ser enviada a los pulmones, donde volverá a oxigenarse. En este proceso intervienen múltiples y diferentes vasos sanguíneos:

Arterias

Conducen la sangre en sentido centrífugo; es decir, son las encargadas de repartir este líquido rico en oxígeno y nutrientes desde el corazón hacia todo el organismo (excepto la arteria pulmonar, que lleva sangre con sustancias de desecho al pulmón para que vuelva a oxigenarse).Las grandes arterias, como la aorta, se encargan de distribuir la sangre a las arterias más pequeñas o arteriolas. Estas últimas, que pueden contraerse o relajarse para controlar el flujo de sangre, llevan la sangre hasta los capilares.

Capilares

Pequeños vasos que conectan las arteriolas con las venas. En su interior se produce un intercambio entre gases respiratorios, nutrientes y sustancias de desecho. Este proceso se produce en dos modalidades:

Células de tejido sanguíneo: La sangre aporta oxígeno a las células y recoge dióxido de carbono.

Alvéolos pulmonares: En los pulmones, el dióxido de carbono que ha recogido la sangre a lo largo de su recorrido es depositado en los alvéolos. A través de la exhalación, este gas es expulsado al exterior de nuestro organismo. Durante la inhalación, el aire rico en oxígeno entra en los alvéolos y pasa a la sangre que se dirige al corazón gracias a la acción de estos capilares.

Venas

Son los conductos que se encargan de transportar la sangre al corazón. Las venas cavas (superior e inferior) conducen la sangre llena de sustancias de deshecho al corazón, mientras que la vena pulmonar devuelve la sangre rica en oxígeno desde los pulmones al corazón.

Circulación coronaria - Arterias coronarias

Cada célula de nuestro organismo, incluidas aquellas que componen el corazón, necesita oxígeno y nutrientes para poder sobrevivir. Para que el aporte sanguíneo llegue también a la principal bomba del cuerpo humano, existen dos arterias coronarias (izquierda y derecha).

Estas dos arterias, que nacen directamente de la aorta se encargan, principalmente durante la diástole, de que la sangre fluya hacia el corazón, que es el órgano del cuerpo que tiene la mayor demanda de oxígeno. La arteria coronaria derecha irriga fundamentalmente el ventrículo derecho y parte del izquierdo.

Por el contrario, la izquierda, se divide en la arteria descendente anterior y la arteria circunfleja. La primera de ellas irriga la cara anterior del ventrículo izquierdo y el tabique interventricular; mientras que la segunda aporta sangre a la cara posterior del ventrículo izquierdo.