El estrés nos afecta a todos en algún momento de la vida.
Aprender a lidiar con él puede suponer la diferencia entre una vida llena de
satisfacción, donde podemos superar los retos que se nos plantean, o una
existencia marcada por la frustración y el pesimismo.
Algunos consejos para manejar el estrés.
El estrés no siempre es malo
Tener estrés puede llegar a ser positivo y suponer una
motivación para hacer las cosas. Es una forma de que nuestro organismo se ponga
en alerta y reaccione.
En el deporte, por ejemplo, el estrés de ver cómo otros
pueden hacerlo mejor que uno mismo hace que nuestra energía se active y que
nuestras habilidades muestren su mejor cara. Este tipo de estrés, bien
manejado, nos ayuda a sacar el máximo provecho a la vida.
Al hablar de estrés, en general, nos referimos a nuestra
reacción a determinados estímulos.
Si nuestra reacción es desmesurada, los niveles de estrés se
disparan y provocan una incómoda sensación de lucha o huida. La adrenalina se
libera en el torrente sanguíneo, los músculos se tensan como si fueran a luchar
o correr y las pupilas se dilatan para controlar el entorno.
Cuando aprendemos a manejar el estrés, esta respuesta no es
tan exagerada. El cuerpo solo activa este instinto de protección en momentos de
peligro real.
Pero si el estrés nos domina, entonces podemos experimentar
estas sensaciones mucho más a menudo de lo que nos gustaría.
¿Cómo sabes si estás demasiado estresado?
Los niveles altos de estrés pasan factura a nuestro cuerpo.
Puedes saber si estás demasiado estresado cuando experimentas a menudo:
Mareos *** falta de sueño *** dificultad para concentrarte
*** fatiga *** irritabilidad *** pérdida de apetito *** disminución del deseo
sexual y pare usted de contar… @@@@@@@
Cómo defenderse del estrés
La buena noticia es que no tienes por qué ser una víctima
del estrés. Puedes utilizar algunas técnicas eficaces para controlarlo y para
minimizar sus efectos. Verás cómo te sientes mucho mejor, usando esta tres
técnicas que te voy a enseñar.
1. Planifica tu rutina diaria. Muchas veces el estrés
aparece porque no tenemos el tiempo suficiente para realizar las tareas de
nuestro día a día. Si siempre vas con prisa a los sitios o te levantas con
mucho sueño, puedes probar a salir de casa con antelación y a meterte a la cama
un poco más temprano.
2. Dedícate un tiempo cada día. Aunque seas la persona más
ocupada del mundo, es fundamental que todos los días destines un tiempo para
estar contigo mismo. Haz algo que te gusta, escucha música, lee, medita o
relájate con un baño. El objetivo es que tengas un momento al día para relajar
la mente y el cuerpo.
3. Haz ejercicio. La meditación o el yoga puede ayudarte a
aliviar el estrés. Sus diversas posturas no solo ayudan a tonificar los
músculos, sino que también promueven la relajación, además de mejorar la
conexión mente-cuerpo.
El estrés puede ser un gran aliado que te impulse para
lograr tus objetivos.
Pero también puede convertirse en tu peor enemigo. Utiliza
las técnicas anteriores para controlar el estrés y no permitas que se convierta
en cuadro de angustia incontrolable.